El alegre mutilado
Me dicen que está mutilado,
pero no es un inválido.
La enfermedad condujo
a las amputaciones.
A veces
se nace con algunas deficiencias
en el organismo
que provocan la enfermedad
y ésta la gangrena;
para evitarla,
la decisión necesaria,
aunque radical,
es la amputación.
El caso de este hombre extraordinario
es precisamente ese.
Al saber de su mutilación,
por tanto no cabe considerar su imprudencia,
como cuando se vive desordenadamente
o cuando por descuido,
audacia mal entendida
o quizá atrabancamiento,
se causa un accidente.
Este hombre extraordinario
ha perdido sus 2 piernas y un brazo,
y aún no cumple medio siglo de vida.
Ni duda cabe,
es un mutilado.
Se llega a cumplir el destino
temporal apoyado en todo el organismo,
y en el se incluyen cuatro extremidades.
A veces sobrevivir y,
mas aún destacar,
hacer carrera,
ser reconocido,
resulta difícil con todo en su lugar,
estos ojos,
los oídos,
brazos,
piernas.
Habrá que hacer un esfuerzo de imaginación
para tener la idea aproximada
de cuánto más se complica el cumplir
con la tarea si algo de lo vital falta.
Este hombre extraordinario
carece de sus piernas y un brazo.
Está mutilado
y su pérdida no es reversible.
Mutilado pero no inválido.
La validez ha de estar en otro lugar,
no tangible,
que nada tiene que ver
con las partes materiales
del ser humano.
Y esto es cierto,
pues conocemos personas
que disponen de todas esas partes
que el promedio de los mortales
conservamos hasta la muerte
y sin embargo,
no valen,
son casi inservibles,
pueden considerarse inválidos.
Este hombre extraordinario,
cuando tenía todos sus miembros,
hizo una carrera universitaria,
actúo como un profesionista competente,
emprendió un negocio próspero.
La enfermedad
inició la necesidad de las mutilaciones
y la mutilada economía del país
se ocupó de hacer el resto,
para probar su entereza;
tuvo que liquidar
un negocio próspero.
Ahora no tiene piernas,
un brazo ni trabajo.
Mutilado de veras.
Pero no inválido.
Con los escasos ahorros
que le quedan sobrevive mientras,
con prótesis y entrenamiento,
reemplaza sus miembros.
Hay en su espíritu,
entre tanto,
una fuerza que se ha impuesto al dolor
y la frustración,
que lo mantiene animado
y proyectando lo que va a hacer pronto,
muy pronto,
cuando nuevamente camine
y su brazo artificial le dé una ayudada.
Me han dicho que sonríe,
que permanece con una incomprensible alegría,
para los que no estamos mutilados,
aunque quizás un poco inválidos.
La validez y la invalidez habrá que referirlas
al espíritu y por compensaciones de la naturaleza
(yo prefiero decir, la providencia)
este hombre extraordinario
posee sus dones en abundancia.
Este maravilloso mutilado
tiene mucho que enseñarnos a los inválidos.
Texto de:
Rodrigo Mendirichaga
Publicado el 06 de Noviembre de 1983
En el periódico El Porvenir
Monterrey, N.L.
El hombre al cual se refiere este bello texto es mi padre, falleció en 1995, exactamente un día antes de que yo cumpliera 11 años.Rodrigo Mendirichaga.
Las muletas
Una vez un hombre se lastimó una pierna.
Tuvo que caminar con una muleta.
Esta muleta le resultaba muy útil,
tanto para caminar como para muchas otras cosas.
Enseñó a toda su familia a usar muletas,
transformándose pronto en un objeto utilizado en la vida diaria.
Era parte de la ambición de todos
el llegar a poseer una muleta.
Algunas estaban hechas de marfil,
otras adornadas con oro.
Se abrieron escuelas para enseñar su uso;
fueron creadas cátedras para ocuparse
de los aspectos superiores de esta ciencia.
Eso no es cierto,
es una mera fantasía de ustedes,
dijeron los tullidos,
que para entonces también
estaban volviéndose ciegos;
ciegos porque se rehusaban a ver.
Unas pocas,
muy pocas,
personas empezaron a caminar sin muletas,
Esto era considerado escandaloso, absurdo.
Además existían tantos usos para las muletas.
Algunos protestaron y fueron castigados.
Trataron de demostrar que una muleta
podía ser usada a veces, cuando fuese necesario,
o que muchos de los usos que se le daban
a las muletas podrían ser suministrados de otras formas.
Pocos escucharon.
Para vencer los prejuicios,
algunas personas que podían caminar sin ellas
comenzaron a actuar de una manera totalmente
diferente a la establecida por la sociedad.
No obstante, seguían siendo pocos.
Cuando se descubrió que, habiendo usado
muletas durante tantas generaciones,
pocas personas podían,
de hecho,
caminar sin ellas,
la mayoría demostró que eran necesarias.
Aquí – dijeron – tenemos un hombre.
Traten de hacerlo caminar sin muletas.
¿Ven?
No puede.
Pero nosotros estamos caminando sin muletas,
les recordaron los que caminaban normalmente.
Eso no es cierto, es una mera fantasía de ustedes,
dijeron los tullidos, que para entonces también
estaban volviéndose ciegos;
ciegos porque se rehusaban a ver.
somos dos extraños que nos conocemos muy bien..
somos tan parecidos y a la vez tan diferentes..
Sonríe siempre para no dar a los que no te quieren el placer de verte triste,y para dar a los que te aman la certeza de que eres feliz.
Tú eres quién eres,cuando nadie te mira.
Dios ilumine tu camino
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